¿Qué estrategias sigue tu empresa para contribuir al desarrollo sostenible de vuestra zona de actuación?

La Buena Huella toma como premisa de su servicio aunar la rentabilidad y la sostenibilidad de forma indivisible, cuantificable, y, ligado a cualquier operación y relación generada por la administración pública o empresa cliente.

Siendo también una parte fundamental aterrizar al máximo la concreción de la sostenibilidad, en una evolución hacia la regeneración, entendiendo ésta como la posición de ser un activo para el planeta a través de generar más impactos positivos que negativos con el desarrollo de la actividad del cliente, pudiendo concluir cuando se llega al estado regenerativo que, si a la actividad le va bien, al territorio y personas sobre las que impacta, están mejor.

¿Cómo crees que ha influido la pandemia en los hábitos de los turistas?, ¿y en los de tus clientes?

La pandemia ha provocado dos tipos de impactos sobre los hábitos, uno convulso y cortoplacista, y un segundo, más reflexivo y transformador.

En el primero, vemos la necesidad de consumo, de «salir», con una menor preocupación por las formas y fondo, pagando precios inflados por servicios poco mimados, ya que, todo se compra y se paga, así como toda merma en el servicio se achaca a la pandemia.

En el segundo, un nicho empoderado y consciente, se compromete con su rol activo en el impacto de la actividad, premiando el maridaje entre experiencia, satisfacción, e impactos positivos del servicio a través de los compromisos concretos y verificables de los proveedores de servicio, así como se eligen destinos que buscan ser el lugar al que el turista quiere volver, la empresa quiere invertir, la población quiere vivir, y todo, a través de un desarrollo económico y social inclusivo y meritocrático que permita una transición ecológica en modelos cada vez más circulares.

¿Puede servir esta crisis para repensar el modelo turístico que teníamos hasta ahora?

Sí, pero no como pilar único, ni como punto de inflexión, ya que, sin ser pesimista, observando los datos macro, las tendencias de compra y la capacidad de modelos, no estamos en disposición de «abolir» modelos tradicionales basados en la economía de escala, ni sustituir las tendencias y flujos hacia «destinos de naturaleza», algo, además de imposible, indeseable.

Cambiar la visión sobre los núcleos del denominado «Turismo de masas», poniéndoles como foco prioritario para la evolución regenerativa de la actividad, es un punto fundamental de la «repensada».

Así como avanzar de forma integradora con todos los Grupos de interés impactados en estos destinos, sus cadenas de distribución y sus nichos, la forma de introducir la responsabilidad, transparencia, modificaciones operativas e incorporación de la comunidad, los recursos naturales y patrimonio cultural, como pilares del renovado atractivo y capacidad de generar interés y singularidad de estos puntos, ayudando también a construir un precio más correcto para nichos que valoren y respeten la propuesta de valor.

¿Qué pasos son necesarios que se den desde las empresas para afrontar esta “nueva normalidad” de la que tanto se habla?

Son varios los procesos en los que ya muchas empresas están inmersas, y, en los diferentes procesos observamos múltiples pasos, ritmo y resultados esperados, siendo fundamental conocer la realidad, capacidad, interés, objetivos y momento vital de la empresa, antes de estandarizar pasos que no son escalables a todas ni a todas las empresas, ni a todos los territorios.

Lo que si podemos aplicar de forma general es la secuencia del Ser (atañe a la Identidad Corporativa), del Parecer (atañe a la Imagen Corporativa) y al Rentabilizar (atañe a la capacidad de ser competitivo y regenerativo de forma sinérgica y eficiente).

¿Piensas que es importante estrechar lazos entre el sector empresarial y otros actores del ecosistema turístico? ¿A quién le toca liderar la recuperación del sector?

No es importante, es necesario, fundamental, y ya existen múltiples acuerdos, más o menos formales, y más o menos holísticos, entre los diferentes actores del sector, destacando varios proyectos en Gobernanza de reconocido éxito, aunque no es suficiente, ya que el propio el sector y la experiencia de usuario sólo se construye a través de los acuerdos y suma de los Grupos de interés involucrados, incluyendo la complicidad de la sociedad civil de los destinos.

El liderazgo responsable debe asumirlo el sector y la responsabilidad de compra el consumidor, siendo fundamental el binomio compuesto por una Industria Regenerativa Competitiva y unos Consumidores Responsables.

Cuéntanos la relación entre las teorías propuestas por ti sobre el liderazgo y desempeño corporativos y la actividad turística.

La teoría del triple círculo o liderazgo limitado habla de que ser el mejor en algo es insuficiente cuando no contemplas tus responsabilidades para el resultado de las personas o entidades a tu cargo.

Poniendo un ejemplo, una jefa de guías en la empresa XX con 3 guías en su equipo, es la mejor conocedora de los recursos de la zona, hace las mejores rutas, obtiene las mejores calificaciones…pero no se ocupa de su equipo ni colabora en las acciones que ponen en marcha la organización en la que trabaja.

En el caso descrito, esta jefe de guías da un 30% de lo que su equipo, entidad y destino necesita, es decir, es una profesional negativa para el sector.

Ahora bien, si en vez de dedicar su 100% a su actividad como especialista, dedica un 40% a ésta, un 40% a escuchar, empoderar y guiar a su equipo, y un 20% a colaborar, crear y apoyar proyectos de la organización de la que forma parte, entonces, se considera un activo, con una valoración de un 7, lo que es notable, pero lejos de la excelencia. ¿Por qué? Porque no contempla al 30% de las partes impactadas con su actividad.

La teoría de la quíntuple esfera cubre el % que evoluciona lo limitado de la teoría anterior, al holismo y principio de universalidad de un enfoque en el que se añade en la balanza al ecosistema y océano, es decir, la capacidad de la jefa de guías en influir, cooperar e impactar en los Grupos de interés externos a la entidad, trascendiendo de una propuesta de compra a una parte del destino, del territorio, del ecosistema.

Pero, ¿nuestro liderazgo y desempeño turístico se basa sólo en las partes que se tocan y se ven, o, conecta partes globales que influyen sin rozarse?

El liderazgo en la empresa en general, y, en la actividad turística en particular, así como sus resultados, dependen de la capacidad de quienes lo ostentan de conectar partes en principio inconexas y unirlas en cadenas de valor conscientes e interesadas.

¿Qué es para Víctor Fernández Morales el turismo sostenible?

El turismo sostenible es el concepto precursor del actual modelo que hemos proyectado desde La Buena Huella, el Turismo Regenerativo Competitivo.

Éste último establece que, a través de la capacitación de los profesionales, el empoderamiento de los territorios, y la correcta información y sensibilización de los consumidores, se debe desarrollar una actividad rentable, que lejos de «hacer el menor daño posible», sea motor de la lucha contra la degradación medioambiental y pilar de la transición ecológica de la zona.

Además se erige como propulsor de la preservación y divulgación del patrimonio cultural local, uno de los puntales para la cohesión social y territorial, contribuyendo a la riqueza social a través de favorecer la equidad en el acceso a las oportunidades y la meritocracia en el resultado empresarial y personal.

¿Y cómo?

Lo primero ampliando las esferas a través de las cuales mediar a la actividad, transitando de la triple hélice tradicional (economía, personas, medioambiente) a la esfera quíntuple (Buen Gobierno, Economía, Social, Medioambiente y Cultura).

Lo segundo, aterrizando la casuística de la actividad en España, contemplando puntos tan fundamentales como la idiosincrasia de los territorios insulares, la España vaciada, o el fenómeno de la turismofobia por foco.

Lo tercero, ayudando a establecer parámetros objetivos claros sobre el desempeño correcto, para ayudar a fijar el punto regenerativo, es decir, cuando sé que en el indicador medido genero más impacto positivo que negativo, y, por ende, ayudando a que todas las partes implicadas, tengan acceso a ser protagonista, colaboradora y parte satisfecha de la actividad.