Juan Luis Pons Rubio

Juan Luis Pons Rubio

Doctor en Biología, Técnico y Dinamizador de Medio Ambiente

06 Oct 2021 | Universidad | 0 Comentarios

Pablo Nicolás Montero: La educación es uno de los pilares fundamentales sobre los que deben apoyarse las prácticas sostenibles

Pablo Nicolás Montero: La educación es uno de los pilares fundamentales sobre los que deben apoyarse las prácticas sostenibles

Director del Dpto. de Turismo en la Facultad de Ciencias Económicas. Universidad Nacional de la Plata (Argentina)

Licenciado en Turismo y Magister en Gestión Turística. Profesor e investigador. Consultor en Marketing Turístico y Comercialización Hotelera. Implementador y capacitador en Tecnologías de la Información. Gestor Educativo en Turismo y Hospitalidad.

Miembro del consejo asesor del Ente de Turismo de la ciudad de La Plata y miembro del consejo consultivo del Hotel Escuela de la UNLP.

En tu perfil de Linkedin aparece que eres Profesor de Posgrado en Maestría en Desarrollo Turístico Sustentable. En América Latina y Europa se utilizan similares conceptos para tratar el mismo tema. Algunos de estos términos son: “Desarrollo Sustentable” (América) – “Desarrollo Sostenible” (Europa) o también “Ambiente” (América) – “Medio Ambiente” (Europa). ¿Cuál es la diferencia entre estas palabras?

En lo que refiere a los conceptos que mencionas, solemos utilizar muchas veces ambos conceptos como sinónimos cuando en realidad no lo son.

La «sostenibilidad», desde nuestra óptica educativa, pone el acento en la dimensión temporal de aquello que buscamos preservar, es decir la idea de que algo debe ser sostenido en el tiempo.

En cambio, la «sustentabilidad» lo hace desde un plano puesto en aquello que se pretende preservar, estos son los recursos (naturales, culturales, económicos, etc.) y la importancia que a estos recursos se les otorga en el desarrollo de las distintas actividades económicas.

Considero que, para salir de esta idea de dualidad, lo conveniente es hablar de «sostenibilidad y sustentabilidad», como dos conceptos que están hermanados y que necesariamente se complementan.

Por lo contrario, «medio ambiente» y «ambiente» si considero son sinónimos, ya que en el caso de nuestras asignaturas suelen trabajarse indistintamente, aunque desde mi perspectiva hablar de aquello que nos rodea (o sea, el medio) y del ambiente (o sea, aquello que nos rodea) es cuanto menos redundante.

Es por eso por lo que sostengo que hablar de «ambiente» es suficiente, pero entiendo que la literatura en español de distintas latitudes ha adoptado ambos modos de referirse a la misma cosa, y, en cualquier caso, los considero válidos.

¿Cuál es el papel de la educación en el proceso de transición hacia la sostenibilidad?

Entiendo que la educación es uno de los pilares fundamentales sobre los que deben apoyarse las prácticas sostenibles. Esto significa que no puede escindirse la formación del ejercicio profesional en este ni en ningún otro aspecto. Todo aquello para lo cual fuimos formados, será más tarde o más temprano, puesto en valor en las decisiones que tomemos como profesionales.

Considero que la responsabilidad que tenemos los educadores en este sentido es muy grande, ya que los valores que pregonamos muchas veces deben ser puestos en práctica estimulando a los estudiantes a hacer cosas que generen impacto positivo en la sociedad en la que habitan, mediante acciones concretas que ellos mismos puedan tener la capacidad de ejecutar.

Se trata, al fin de cuentas, de empoderarlos con el fin de ejercer prácticas sostenibles, involucrándolos en el desarrollo de esas capacidades y no tan solo mostrándoles cuáles han de ser las bondades de dichas prácticas.

Estamos siendo espectadores a nivel global que la actual crisis sanitaria va acompañada de una crisis económica. Como Director del Departamento de Turismo en la Facultad de Ciencias Económicas, ¿qué recetas puedes recomendar desde el prisma universitario a las administraciones públicas y a las empresas para hacer frente a esta situación?

Más que recetas, pienso que las universidades tenemos que generar compromisos en cuanto a acompañar los cambios que las sociedades están demandando en este sentido. Debemos dejar de pensar que las universidades teorizan y las administraciones y las empresas ejecutan.

Desde mi óptica, las universidades tienen los mismos grados de responsabilidad que las organizaciones turísticas en lo que hace a la transformación del turismo, ya que somos quienes preparamos a las generaciones que serán las protagonistas de ese cambio en un futuro no muy lejano.

Visto de este modo, creo que nuestro rol de expertos y consejeros debe ser modificado por un rol más activo y más comprometido con la realidad que viven las organizaciones turísticas a raíz, no solo de la crisis sanitaria, si no también a raíz de los enormes desafíos que ya venía teniendo el turismo a partir de la transformación digital.

En ambos casos, considero que apuntar a mejorar la formación de base en competencias digitales y habilidades blandas es uno de los temas pendientes que aún tenemos muchas de las instituciones con enseñanza en turismo.

He leído en una de tus intervenciones: “El impacto que ha tenido y sigue teniendo la pandemia en los profesionales del turismo es difícil de mensurar”, ¿cómo crees que la preparación actual del alumnado en temas de turismo sostenible puede ayudar, en futuras crisis sanitarias, a disminuir el impacto negativo en los profesionales?

Pienso que estamos transitando los prolegómenos de lo que será una modificación sustancial de las prácticas turísticas tal como las conocíamos. Esto quiere decir que la preparación de nuestros estudiantes debe ir tomando otros rumbos también, principalmente en lo que hace a la praxis que desarrollan a lo largo del ciclo formativo de grado.

Es muy importante que en este mismo sentido, los docentes desplieguen nuevas herramientas de enseñanza que promuevan un mayor compromiso por parte de los estudiantes con lo que acontece en el medio. Las universidades podemos formar verdaderos agentes de transformación y ese es el desafío imperante.

Sin retos de este tipo, difícilmente podamos dar respuestas a un estudiantado ávido de reconocerse a sí mismos como los futuros protagonistas de ese cambio. El desafío de la enseñanza está en empoderar al futuro profesional para que logre desenvolverse con capacidades dinámicas, siendo para ello fundamental cambiar la perspectiva de esa enseñanza, ya no como un cúmulo de conocimientos en compartimentos estancos (asignaturas), si no como una secuencia de saberes y aptitudes que han de incorporarse en forma progresiva, con la mirada siempre puesta en pensar y poner en práctica nuevas soluciones a problemas siempre complejos.

Reitero que formar profesionales no es una mera tarea demostrativa en la que el docente brinda su experticia y el estudiante replica luego esos saberes en el mundo real, sino que por lo contrario requiere de un alto grado de participación e involucramiento por parte del estudiante para que pueda generarse un nuevo conocimiento producto de ese intercambio con la realidad.

En nuestra Licenciatura en Turismo de la Universidad Nacional de La Plata, hemos incorporado ya hace algunos años nuevas perspectivas en la formación de los alumnos de los últimos años de la carrera.

Este año nuestra oferta de Seminarios de grado, que es la parte flexible de nuestro Plan de Estudios, incluye los siguientes espacios curriculares, entre otros:
– Aprendizajes, saberes y gestión de los territorios turísticos posibles.
– Turismo, empleo y desarrollo profesional.
– Repensando el turismo desde otras perspectivas y sus desafíos.

Creemos que estas propuestas, como muchas otras que venimos promoviendo, son una forma de modificar las prácticas docentes, que habitualmente están muy ligadas a los contenidos mínimos de las asignaturas aprobadas por nuestros planes de estudios hace ya algunos años atrás y que, en ocasiones, limitan las posibilidades de desplegar un abanico de alternativas en cuanto a la adaptación de saberes, metodologías de enseñanza y evaluación que prevean en sus diseños curriculares la parte activa del estudiante en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Esto último es fundamental para formar profesionales comprometidos con los problemas, pero más aún con las soluciones, que serán exigencias propias de un mercado profesional que se está transformando vigorosamente y que nos plantea enormes desafíos de cara al resurgimiento de la actividad turística en todas las escalas (de lo global a lo local).

Volviendo a tu participación como Profesor de Posgrado de la Maestría en Desarrollo Turístico Sustentable. ¿Qué asignatura impartes en la misma y cuáles son los objetivos de la misma?

Ciertamente, mi rol docente en la Maestría es dictar un taller a los maestrandos relacionado con la Educación en Turismo. Allí trabajamos algunos principios de cómo y para qué se enseña turismo. Es un tema que realmente me apasiona y que sostengo debe ser puesto en agenda de debate, ya que los que se pretende desde muchas instituciones educativas es formar profesionales que puedan no solamente volcarse a la acción, sino que también puedan adquirir habilidades reflexivas y de análisis acerca del modo en que se desarrolla el turismo.

Este año la Facultad de Ciencias Económicas ha organizado la I Jornada sobre Turismo, Comunidades y Ruralidad. Desde tu punto de vista, ¿supone el turismo sostenible una oportunidad para el desarrollo rural?

Entiendo que el turismo rural es una gran oportunidad para promover las prácticas sostenibles, pero también creo que debemos ser muy responsables al momento de proponer proyectos en este sentido, ya que las comunidades que habitan esas regiones muchas veces desconocen las implicancias que tienen los distintos modelos de desarrollo.
Pensar la sostenibilidad, ya no como una etiqueta o cheque en blanco para validar proyectos, si no como un proceso constructivo en el que todos los actores intervinientes tengan la oportunidad de promover la actividad turística, bajo claros preceptos que estimulen la cooperación y el asociativismo, pero que también permitan generar negocios y fuertes incentivos a quienes deseen invertir en proyectos de triple impacto (social, ambiental y económico).

¿Qué es para Pablo Nicolás Montero el turismo sostenible?

La única forma de concebir el turismo del siglo XXI.

 

 

 

 

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