Desde tu perspectiva como gestora cultural y promotora de los ODS, ¿cómo pueden las estrategias de comunicación y gestión cultural fortalecer la conexión entre el turismo sostenible y las comunidades locales?

Por un lado, la comunidad es quien define y valida lo que es cultura. En general, todo proceso que produzca redes colaborativas desde la cultura será social. Por el otro, el turismo debe ser pensado para el beneficio y bienestar de las comunidades, planificado teniendo en cuenta sus necesidades y en pos del incremento de la calidad de vida de sus habitantes.

El turismo sostenible, particularmente, contribuye al desarrollo económico y social comunitario mediante la generación de alianzas entre los sectores público y privado, creación de puestos de trabajo y mantenimiento de las estructuras, así como a la preservación de la cultura en su amplio abanico de expresiones y manifestaciones tanto materiales como inmateriales. En este punto es donde entra en juego el factor de la economía naranja como modelo de diversidad, cultura y creatividad como pilares de transformación social, teniendo al desarrollo humano integral como eje.

Un buen ejemplo es representado por el ecomuseo, espacio que contempla el conjunto territorio-patrimonio-comunidad. Este tipo de centro museístico orientado sobre la identidad de un territorio y sustentado en la participación de sus habitantes, es creado con el fin del aumento del bienestar y del desarrollo comunitario.

Otro buen ejemplo es la figura del anfitrión turístico quien, a diferencia del guía turístico, no cuenta con formación profesional, sino que se encarga de recibir y guiar al visitante de forma espontánea y le confiere sus conocimientos y experiencias como residente.

No obstante, existen cursos de formación orientados a quienes forman parte directa o indirectamente de los circuitos y servicios turísticos, diseñados con el objetivo de prepararlos para compartir vivencias que favorezcan vínculos más estrechos con el sitio y sus habitantes.

Además, en su rol como comunicadores deberán considerar, en simultáneo de la información turística a presentar e inflexiones vocales estudiadas, ciertos aspectos relativos a la comunicación no verbal, como la gestualidad e imagen, para lograr la efectividad de su labor con compromiso por su identidad y empatía con el turista.

El anfitrión turístico se presenta entonces como mediador e intérprete de la quintaesencia de aquello QUEse observa, y su deber será acercar al visitante al silencio de las ruinas, las fragancias de los prados, el sempiterno ritmo de la ciudad, la parsimonia de los pueblos, la música de la selva o el temperamento del mar.

En tu experiencia como asesora de artistas y espacios culturales, ¿qué herramientas o enfoques has encontrado más efectivos para integrar la sostenibilidad en la planificación de proyectos turísticos?

En primer lugar, la educación: integrar la sostenibilidad en todos los ámbitos, tanto de educación formal como informal, en espacios públicos y privados, organizar campañas de limpieza en espacios naturales e idear actividades lúdicas que inviten a la participación y concientización, adecuar el mensaje a los diferentes grupos etarios y generar oportunidades de debate e intercambio de opiniones.

Por otra parte, las alianzas entre los diferentes sectores son esenciales para integrar a la comunidad en el proceso de planificación y responder a sus necesidades y demandas. Promover la participación comunitaria en la cadena de valor turística desde el principio, fundamentalmente para respetar la cultura local y no caer en lo que MacCannell (1973) denominó «autenticidad escenificada».

Asimismo, favorecer a los habitantes, productos y emprendimientos locales a la hora de contratar de servicios.
Un movimiento creciente en centros culturales y espacios de recreación consiste en la revisión de las infraestructuras y reformas con enfoque sostenible, de eficiencia energética e impulso de pequeñas acciones cotidianas como separación de residuos, manejo responsable de la energía y recolección de agua de lluvia para regado.

Otro método sumamente efectivo para concretar la concientización en torno a la sostenibilidad es el uso del arte como agente de cambio. Existen concursos de artes plásticas guiados por el lema RRR (Reducir – Reciclar – Reutilizar) que promueven el uso de residuos para la confección de obras. La imponente escultura “Rascacielos (la ballena de Brujas)” ideada por los arquitectos del STUDIOKCA y realizada con 5 toneladas de desechos sacados del océano, es un claro ejemplo.

Un enfoque sumamente interesante es la reutilización y resignificación de bienes patrimoniales que se encuentran en estado de abandono o desuso por los cambios sociales y tecnológicos.

Construcciones emblemáticas pertenecientes a la arquitectura industrial que se han convertido en centros culturales, edificaciones del circuito ferroviario que hoy acogen museos, añejos y precarios inmuebles cuya puesta en valor orientada por la eficiencia energética los devuelve a la vida como espacios de esparcimiento, hospedaje y encuentro.

¿En qué medida crees que el turismo sostenible fomenta la valoración del patrimonio cultural, material e inmaterial?

Las personas son quienes le confieren valor al patrimonio, tanto de pertenencia, como emocional, o identitario. Proyectamos al patrimonio como la relación entre los bienes y las personas, a través de vínculos como el conocimiento, la puesta en valor o el disfrute. La concientización parte intrínsecamente del primero, puesto que, como reza la máxima, “no se defiende lo que no se ama, y no se ama lo que no se conoce”.

El patrimonio enaltece, enorgullece e incentiva a la comunidad a querer mostrar su valor, a defenderlo, así como también a disfrutar de sus particularidades y compartirlas con los demás. Del mismo modo, los bienes patrimoniales representan atractivos de interés turístico en todas sus expresiones: festivales, monumentos, paisajes, edificios emblemáticos, lugares protegidos, conciertos, artesanías.

El turismo sostenible es ideal para fomentar la valoración patrimonial porque se trata de una forma responsable de hacer turismo que contribuye a su protección y conservación, al mismo tiempo del fortalecimiento de lazos, tolerancia e intercambios entre diferentes culturas.

Visto de este modo, percibo una creciente tendencia a la generación de actividades que fomentan la participación del visitante así como la del habitante bajo el concepto de “prosumidores”, término que utilizamos en el ámbito cultural para denominar al público activo que consume, pero también produce contenidos.

Claramente, los turistas no arriban a un destino sin más que a consumir productos, sino a invertir en una experiencia única y sustanciosa.

Por ese motivo; y con la ventaja que el conocimiento territorial y experiencia que la condición de local brinda, junto a la capacidad de escucha y habilidades comunicativas para saber atender y entender, un trato cordial, honestidad y respeto, se logrará brindar una estadía memorable para el visitante, reportando así un amplio beneficio en tanto se incrementa la calidad de vida de los turistas y la comunidad receptora, obteniendo un movimiento económico que contribuirá a la preservación patrimonial.

Háblanos, a grandes rasgos, del destino turístico de Junín.

Junín, en el noroeste de la provincia de Buenos Aires, cuyo sector turístico se presenta reciente y en desarrollo, se caracteriza principalmente por el incremento de la actividad en fines de semana largos y eventos puntuales como la Fiesta del Pejerrey, Festival Internacional de Tango 2xCuore, Fiesta del Fiambre Casero, Feria del Libro, Salón Nacional de Artes Visuales, Festival Junín Jazz and Blues, entre otros.

Los atractivos abarcan paisajes naturales tales como sus tres lagunas (Carpincho, Mar Chiquita y Gómez), espacios verdes urbanos (parques y plazas), patrimonio arquitectónico (edificaciones históricas de carácter cultural) y escultórico, iglesias, museos (Museo Histórico, Museo de Arte Municipal, Museo de Arte Contemporáneo, Museo de Malvinas y Museo Paleontológico Legado del Salado), galerías de arte y centros culturales, pueblos rurales y estancias.

Las actividades a difundir en el sector turístico se insertan en el marco deportivo (kitesurf, pesca, parapente, rural bike) y cultural (visita a exposiciones, peñas folclóricas, obras teatrales, caminatas fotográficas y tours), asimismo el ámbito rural ofrece oportunidades mayormente desconocidas de reencuentro con la naturaleza y de descanso en estancias, actividades como cabalgatas, senderismo, birdwatching, y tareas agrícolas.

Junín tiene una identidad cultural rica, desde sus tradiciones gastronómicas hasta sus ferias populares. ¿Qué estrategias pueden implementarse para integrar a la comunidad local en la creación de experiencias turísticas auténticas y sostenibles?

El ciudadano juninense es conocido generalmente por su calidez y generosidad, con sus vecinos, en catástrofes o ante necesidades específicas como campañas de donación de sangre o alimentos, y en el caso del turismo, las recientes experiencias de contacto entre la población local y los visitantes ha arrojado resultados positivos en cuanto a la asistencia, guía o recomendaciones, incluso, ciertos actores de la sociedad, como policías y comerciantes, han recibido formación específica.

Así, el turista es cordialmente bienvenido y los ciudadanos emprenden un nuevo camino como anfitriones a medida que Junín crece y asume su nuevo rol como destino turístico.

La clave es hacer a la comunidad partícipe de la planificación de los programas y actividades, debates multisectoriales, trazado de circuitos y legislaciones.

El dictado de talleres conjuntamente a la implementación de campañas destinadas a la conservación, charlas e iniciativas tendientes a la protección de especies, desarrollo de acciones bajo el lema RRR el cuidado medioambiental y demás proyectos deben formar parte del programa de escuelas, organismos estatales y organizaciones no gubernamentales.

El turismo emergente en la ciudad y el partido requiere de la formación de todos los actores implicados en todas las áreas pertinentes, no solo medioambientales, sino también económicas, sociales y culturales, generando así nuevas ideas, habilidades y competencias.

De este modo, para impulsar el turismo, se debe preparar a la comunidad en el arte de recibir, para ser cálidos, amables y receptivos, brindar información precisa y recomendaciones que la experiencia como locales les confiere, tal como la relación asimétrica turista/anfitrión lo determina.

En este punto es donde las redes sociales entran en escena como medios de comunicación masivos y de bajo costo, de rápido, fácil y permanente acceso al alcance de un gran porcentaje de la población y amplio rango etario.

A través de las redes pueden ser comunicados diferentes eventos, actividades y propuestas, además de tips y recomendaciones a la comunidad para una correcta atención a los turistas aunque las publicaciones web no sustituirán una formación educativa como disparador de nuevas iniciativas en pos de la reivindicación del sector, cuyas acciones deben ser enfocadas en ofrecer una experiencia memorable al turista y beneficiarse al mismo tiempo con las mejoras que el fenómeno turístico otorga.

En síntesis, los siguientes son los pasos a seguir:

– Crear una campaña multisectorial de formación para aunar esfuerzos individuales del sector público y privado en pos de la instrucción comunitaria en materia de concientización turística para el respeto y trato cordial hacia los visitantes, selección y utilización de herramientas de comunicación para una correcta y cordial atención y orientación.

– Invitar a la reflexión acerca de los amplios beneficios. Preparar a la comunidad, en particular a los grupos que entran en contacto con los turistas en primera instancia, mediante la premisa del turismo como beneficio multisectorial, pues una sonrisa y un buen trato equivale a un movimiento económico, estadía satisfactoria, posterior recomendación y nuevos ingresos.

– La valoración del destino y de sus atractivos por parte de la comunidad inspirará sentimientos de conservación a los visitantes, para tener actitudes y valores similares durante la estadía, mantener los lugares tal como los encontraron al llegar e iniciar acciones equivalentes en sus localidades.

– Mantenerse informado en cuanto a nuevos espacios se inauguran, novedades en torno a los sitios patrimoniales, cambios en el trazado urbano y demás aspectos referidos al lugar de residencia es vital para el disfrute de los habitantes como de los visitantes. Resulta útil y necesario informarse para informar correctamente, divertirse y deleitarse en conjunto.

– El turista, ya en el destino, de seguro, ha consultado sitios web y recomendaciones de otros viajeros en redes sociales, por lo tanto, se encuentra informado acerca de los atractivos más populares y promocionados. El local, con su conocimiento acumulado de años y experiencias, se encuentra preparado para sugerir nuevos espacios y rincones mayormente desconocidos por el ojo digital, que pueden llegar a ser muy valorados por el visitante que busca un lugar sin aglomeraciones ni bullicio.

– Mostrar el lugar con sus costumbres y actividades cotidianas, evitar modificaciones de conductas o emulaciones de otros destinos turísticos como estrategia para incrementar el atractivo. Los turistas aprecian las pequeñas rutinas en su búsqueda de una realidad y cultura diferente a la propia, el contacto real con los pobladores y la simplicidad.

– Relacionarse con el turista como si de un invitado a nuestro hogar se tratara la localidad es nuestro hogar a mayor escala evitando el trato frío y distante, el empleo de palabras técnicas y la evasión de preguntas y dudas espontáneas en lugares casuales. Como suele decirse, las palabras amables no cuestan nada, pero valen mucho.

– Promocionar encuentros como peñas, yerras y desayunos de campo, ofrecer servicios de calidad y en coherencia con el lugar, concordantes a tradiciones y hábitos cotidianos. Hacer partícipe al turista de actividades que se disfrutan a diario, originar situaciones donde prime el encuentro entre la comunidad y los visitantes, interacciones y disfrute común.

Tenemos una responsabilidad a nivel individual a la hora de consumir servicios y productos turísticos y en nuestro comportamiento con el destino que visitamos. ¿Qué consejos o recomendaciones podrías dar a otras personas para hacer un turismo responsable?

La clave está en planificar el viaje e informarse sobre el destino, tomar decisiones conscientes, elegir destinos menos masificados y viajar en temporada baja. Una creciente tendencia nos invita a adoptar el slow travel, un tipo de experiencia donde prevalecen las costumbres locales, la educación y el respeto por la cultura local en sitios de turismo incipiente.

Como recomendación destaco en primer lugar el respeto del entorno, cultura, patrimonio, ecosistemas, infraestructuras y comunidad receptora.

En cuanto a los aspectos ambientales, resulta indiscutible mantener procesos ecológicos y biodiversidad, no alterar ecosistemas y visitar espacios naturales protegidos con el propósito de revertir el gasto en su salvaguarda.

Separar los residuos, utilizar los contenedores y respetar el código de colores de materiales reciclables. Reducir la cantidad de basura y evitar el derroche de recursos en espacios públicos y de alojamiento (cuidado del agua y electricidad).

Acortar distancias entre los puntos del circuito caminando o usando la bicicleta. O bien, compartir el transporte automotor para reducir el impacto ambiental. Caminar puede ser una ventaja, pues se descubren detalles interesantes, arquitectura, monumentos, y permite el intercambio con la población local.

Dialogar con los ciudadanos, entrar en contacto con otra cultura y realidad para el enriquecimiento personal. Vivenciar el día a día local, tratar con los residentes, apoyar las manifestaciones y artesanías locales a la hora de buscar recuerdos de viaje.

Optar por comercios, emprendimientos y servicios gestionados por la población local para fomentar el desarrollo económico, así como productos orgánicos y de producción local.

En el caso de las experiencias culturales, acatar las normas de cada institución para el contacto con fuentes históricas y de piezas patrimoniales, perder el temor a participar y hacer preguntas.

Por último, pero no menos importante, informar al guía u anfitrión acerca de una situación desagradable, vivida o presenciada, al igual que recomendaciones para mejorar la calidad del servicio.

¿Qué es para Lucrecia Quaglia el turismo sostenible?

La máxima expresión de la humanización del turismo, donde la preservación cultural y el apoyo a las economías del destino visitado y respeto a la biodiversidad son involucradas en una experiencia simbiótica. Un instrumento de desarrollo, protección de la cultura y de la identidad local frente a la globalización. Una herramienta clave para la anhelada y urgente sustentabilidad, así como también para la prosperidad del empoderamiento comunitario e inclusión social. Integración. El balance entre las necesidades comunitarias, la preservación y el turismo.

Siento que la característica más fascinante del turismo sostenible es su universalidad, puesto que es una manera de hacer turismo aplicable a todos los destinos y estilos, una fórmula bajo la cual deben ser alineadas y planificadas todas las modalidades turísticas.

Asimismo, representa una oportunidad de aprendizaje, entretenimiento y experiencia sensorial. Pienso que los viajes deben concebirse y practicarse como un medio tanto de desarrollo personal como colectivo. Si son perpetrados con una mente abierta, resultan un sólido mecanismo de autoeducación, tolerancia mutua y aprendizaje de las legítimas diferencias entre pueblos y culturas y de su diversidad.

Para cerrar, los invito a seguir el consejo del aventurero, “viajar es guardar el mapa para perderse y encontrarse al mismo tiempo”.