Hace unos meses cambiasteis vuestra vida y vuestros trabajos para estableceros en un medio rural y dedicaros plenamente a viajar y a vuestros proyectos online. ¿Cómo fue esa decisión?, ¿Recomendaríais este estilo de vida a otras personas?

Desde hacía varios años veíamos que el estilo de vida de la gran ciudad no encajaba con nuestros valores ni con la visión que teníamos para nuestro futuro, así que empezamos a hacer cambios en nuestro modo de vida para conseguir desligarnos de una gran ciudad, tanto en lo personal como en lo laboral.

Ahora tenemos la base en un pueblecito de la sierra de Cáceres, desde donde trabajamos online y a donde volvemos después de cada road trip.

En realidad este es el estilo de vida que va en sintonía con nuestros valores y nuestras prioridades, por lo que no tiene que encajarle a todo el mundo.

Lo que sí que les diríamos a otras personas es que evalúen dónde están y que vean si encaja la vida que están llevando con la vida que quieren llevar.

En caso de que no sea así, sí que les diríamos que empiecen a hacer cambios para adaptar sus vidas a sus valores, porque entonces podrán vivir de manera alineada a como piensan y eso llena mucho.

De los viajes que habéis realizado hasta ahora, ¿cuál es el que más os ha impresionado?

Cada viaje que hacemos nos ofrece una experiencia que, de alguna manera, podemos decir que nos impresiona y esa impresión nos cambia.

Estos cambios no son solo como viajeros, sino también influyen a nivel personal y nos sirven como aprendizajes sobre nosotros mismos y como pareja.

Por ejemplo, hemos hecho viajes tan impactantes como Marruecos con el coche y la tienda de campaña por carreteras secundarias, o recorrer Noruega en coche y por libre, dejándonos impresionar por la espectacularidad de sus paisajes y su naturaleza, pero tampoco podemos olvidarnos de Egipto y su rica cultura… y así podríamos seguir.

Como ves, cada experiencia que vivimos va sumando, por lo que es complicado decantarnos por un solo destino o un solo viaje que nos haya impresionado más, ya que cada uno aporta un aliciente diferente.

¿Cuándo y cómo surge Germen Viajero?, ¿qué ofrece?

Germen Viajero surge a raíz de un viaje por Chile de 21 días, el cual tardamos unos 4 meses en organizar porque queríamos hacerlo totalmente por libre y a nuestra manera.

Al final conseguimos recorrer el Desierto de Atacama con una furgoneta camper y dormir en mitad de la nada.

También conseguimos hacer el trekking de las Torres del Paine durante cinco días, con una tienda de campaña y lo que llevábamos en la mochila.

O visitar una isla llena de pingüinos en libertad. En resumen, conseguimos diseñar el viaje que queríamos hacer, sin pasar por tener que contratarlo con agencias.

Al volver de Chile, pensamos que esa información que habíamos estado recopilando durante esos cuatro meses podría servir a alguien para organizar su propio viaje. No íbamos a ser los únicos que quisiéramos recorrer Chile por libre, ¿no?

Entonces nos pusimos manos a la obra. Empezamos a formarnos en el mundo digital, a ver cómo era eso de montar un blog, la parte técnica, las redes sociales, etc.

Finalmente, después de 8 meses de trabajo, en enero de 2017 vio la luz Germen Viajero.

Desde entonces, hemos sido fieles a nuestro principio de ofrecer información práctica para que otros viajeros puedan organizar sus propios viajes.

De este modo, en el blog hay artículos sobre road trips, que es el tipo de viaje donde más experiencia tenemos y donde más información podemos aportar, pero también hay guías de ciudades o lugares de interés, así como artículos más enfocados a la organización de los viajes.

Germen Viajero se ha ido convirtiendo en una web de road trips y unos canales de difusión, como redes sociales o YouTube, a donde los viajeros acuden en busca de información práctica y vivida en primera persona para poder organizar sus propios viajes.

¿Cómo organizáis vuestro tiempo en los viajes, entre trayectos, teletrabajo, reportajes, redes sociales, …?

Tenemos la suerte de que, por fin, nos dedicamos los dos plenamente a nuestros proyectos online, entre ellos, a Germen Viajero.

Esto hace posible que podamos organizarnos según vamos viendo y en función de lo que un viaje nos requiere.

Cada destino o cada época del año tiene unas necesidades, así que tenemos que ser flexibles e ir adaptándonos al ritmo de cada viaje.

Por ejemplo, si hacemos un viaje en invierno, tendremos menos horas de sol para visitar lugares, pero esto nos da más horas para trabajar con el ordenador.

En verano es el caso contrario, cuando terminamos la jornada está el día casi acabado, por lo que no nos deja demasiado tiempo para trabar a diario.

También hay que tener en cuenta que nos dedicamos de manera profesional a la creación de contenido de viajes, por lo que, mientras estamos de viaje, tenemos que ser conscientes de que estamos trabajando.

Hay parte del trabajo que la vamos haciendo a tiempo real, como pueden ser las publicaciones en redes sociales o directos, pero también hay una gran parte del trabajo que la llevamos a cabo a la vuelta a casa, como es la creación de contenido en el blog o el contenido para terceros.

¿Alguna anécdota sorprendente de vuestros viajes que se pueda contar?

Llevamos más de 15 años viajando juntos, por lo que nos ha pasado de todo. Si te refieres a anécdotas que nos hayan sorprendido, por ejemplo, y relacionada con la sostenibilidad de los destinos turísticos, vamos a hablar de nuestro viaje a Egipto en 2019.

Nos sorprendió que en algunos lugares, dentro de monumentos, algunos guardas nos ofrecían pasar y visitar zonas que estaban prohibidas a cambio de dinero. Resultó que era una práctica bastante habitual.

En ocasiones había catenarias prohibiendo el paso al interior de algunas zonas de las tumbas o de los templos y se acercaban los propios guardas y nos ofrecían pasar a cambio de dinero.

Por supuesto, no hace falta decir que no aceptamos ninguna de estas ofertas, pero nos llamó la atención ver cómo otros turistas sí que lo hacían.

Al no aceptar estas propuestas pudimos colaborar en la conservación de estos espacios turísticos.

No siempre la forma de aportar positivamente en un destino es invirtiendo más dinero en el mismo. En este caso, es todo lo contrario.

Tenemos una responsabilidad a nivel individual a la hora de consumir servicios y productos turísticos y en nuestro comportamiento con el destino que visitamos. ¿Qué consejos o recomendaciones podríais dar a otros viajeros que quieran hacer un turismo sostenible?

A conseguir un turismo sostenible se puede contribuir de muchas maneras, algunas de ellas están en la mano de cada viajero.

A la hora de consumir servicios y productos turísticos, como nos preguntas, creemos que es muy importante informarse y ver qué hay detrás de ese servicio o de ese producto turístico en cuestión.

Una vez que tengamos esa información, es importante valorar si al consumirlo estamos haciendo un bien o, de alguna manera, estamos perjudicando a las personas implicadas o a los destinos.

Está en nuestra mano la última decisión a la hora de elegir si participar o no de un servicio o un producto.

En ocasiones, por ejemplo, hemos visto viajeros que se han dejado llevar por conseguir la típica foto en Instagram con ciertos animales en destinos exóticos, sin informarse bien sobre el trato que se hacía a esos animales.

Por tanto vemos cómo, por ganar unos likes en redes sociales, se ha contribuido en un servicio que, en este caso del ejemplo, maltrataba a los animales.

Creemos que detrás del turismo responsable y de cara al destino hay una clave que se puede resumir en la palabra RESPETO.

Hay que respetar el entorno del destino al que viajamos, respetar las costumbres, respetar a las personas… y así podríamos seguir.

Si cada viajero, cada vez que fuésemos a plantear un viaje o a contratar un servicio o un producto turístico, nos planteásemos si el hecho de hacerlo respeta de alguna forma o contribuye positivamente al destino o al entorno, seguramente habría servicios y productos que nunca se contratarían.

Pero todo esto pasa por la voluntad de informarse previamente y por comprender que al estar de viaje tienes que tener un respeto mínimo por el destino, el entorno, la cultura o la economía.